Era 1995 cuando en terapia se le diagnosticó trastorno de identidad disociativo (originalmente llamado trastorno de personalidad múltiple). El TID es una forma de lidiar con el dolor insoportable. La personalidad principal se divide en varias partes divididas por barreras disociativas o amnésicas.
Solía ser un desorden controvertido, pero durante dos años se le han realizado profundas pruebas, lideradas un profesor de psicología de University College de Londres, quien ha establecido que no tiene memoria al cambiar entre las personalidades (divisiones de la personalidad), y que tiene mala suerte de representar el criterio de referencia en el Reino Unido para la disociación genuina entre ambas formas de memoria.
En 2004, mientras pasaba un rato con un trabajador social que estaba practicando como terapeuta del arte, cinco de las personalidades mostraron interés en pintar. Inicialmente eran dibujos infantiles detrás de un papel tapiz, pero después de unos meses sugirieron que tomara el arte más en serio. Ahora 14 de sus personalidades han tenido alrededor de 70 exhibiciones colectivas o individuales, tanto a nivel nacional como en el extranjero.
Cada artista tiene su propio estilo, colores y temas, que van desde desiertos solitarios, figurativos, abstractos, hasta pinturas con contenido traumático. Los estilos se han vuelto fáciles de identificar, lo que le ayuda a seguirle el rastro a la vida mientras no tiene el control del cuerpo. Muchas alteraciones no están conscientes de que comparten el cuerpo con otros artistas.
Actualmente hay una muestra de cuatro de mis alteraciones: son Judy, Anon, Karen y Ria.
Anon (llamada así por “anónimo”) pinta a medianoche y nadie le ha podido sacarle su nombre. A ella le gusta pintar con capas gruesas de pintura acrílica en el lienzo con toques limitados para que la pintura se mantenga fresca e intacta.
La propia pintora ha escrito una biografía tratando de encontrar por su cuenta el evento traumático que desencadenó todo el desorden mental. Las historias de su niñez son confusas, aunque se puede entender que en algún punto sufrió de constantes abusos sexuales, agresiones y humillaciones. Ella misma dice, aunque no de manera clara, que en esta etapa de su vida sufrió un estímulo negativo y extremo que dañó de manera irreversible su mente.
Alejandro Arroyo Cano. (17/08/2019). La artista con 100 personalidades condenada a volverse loca. Cultura Colectiva, 1.
Comentarios
Publicar un comentario