Según Sar (2006) el concepto de trauma no equivale a un suceso nocivo que se presenta, como generalmente lo pensamos, si no que la persona engloba objetivos y subjetivos, cuando esta unión se pierde, es cuando el “trauma psíquico” se hace presente, y rompe así la armonía de la persona.
No obstante, la nueva clasificación establecida por el DSM-5, revisada desde los criterios epidemiológicos a los que anteriormente se aludió, señala que los criterios para el diagnóstico del TID son:
-Perturbación de la identidad que se caracteriza por dos o más estas dos de la personalidad bien definida y que se puede describir en algunas culturas como una “experiencia de posesión”. La perturbación de la identidad implica una discontinuidad importante del sentido del yo y del sentido de entidad, acompañado de alteraciones relacionadas del afecto, el comportamiento, la conciencia, la memoria, la percepción, el conocimiento y el funcionamiento sensitivo-motor. Estos signos y síntomas pueden ser observados por otras personas o bien comunicados por el individuo,
-Lapsos recurrentes en la memoria de acontecimientos cotidianos, información personal importante o sucesos traumáticos que son demasiado amplios como para ser compatibles con el olvido ordinario. -Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento del sujeto.
-La alteración no es una parte normal de una práctica cultural o religiosa ampliamente aceptada. Se anota que en los niños los síntomas no deben confundirse con la presencia de “amigos imaginarios” u otros juegos de fantasía.
-Los síntomas no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos del consumo de sustancias (así por ejemplo los episodios de laguna mental o comportamiento caótico durante la intoxicación alcohólica) u otra afección médica (como por ejemplo la epilepsia parcial compleja).
-La alteración no es una parte normal de una práctica cultural o religiosa ampliamente aceptada. Se anota que en los niños los síntomas no deben confundirse con la presencia de “amigos imaginarios” u otros juegos de fantasía.
-Los síntomas no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos del consumo de sustancias (así por ejemplo los episodios de laguna mental o comportamiento caótico durante la intoxicación alcohólica) u otra afección médica (como por ejemplo la epilepsia parcial compleja).
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